Período de madurez:

 Es una etapa de la vida que coindice, en parte, con la pubertad, pero incluye no solo la maduración sexual sino también la maduración patológica y emocional.

Durante este período de tiempo, los adolescentes experimentan cambios en su comportamiento. Algunos de ellos son consecuencia de los cambios que sufre su cuerpo y que han de aceptar. A veces no se sienten cómodos con su propio aspecto, especialmente al compararse con otros.

 Por otra parte, los adolescentes comienzan a alejarse de sus padres y cuestionan mucho sus valores. Tienen comportamientos rebeldes frente a la obediencia que presentaban cuando eran niños.

 Al principio de la adolescencia el grupo de amigos está formado, principalmente, por personas del mismo sexo; a medida que avanza, pasan a ser mixtos. Los adolescentes tienden a formar grupos en los que la ropa, la música o las aficiones se convierten en señas de identidad. Los chicos y chicas comienzan a relacionarse sentimentalmente, y se establecen relaciones que pueden ser parejas.

Es frecuente que los adolescentes tengan cierta sensación de invunerabilidad. Esto, unido al afán por experimentar nuevas sensaciones, y a recibir la aprobación del grupo de iguales, a veces les confunde involucrarse en situaciones que puedan desembocar en accidentes de tráfico, embarazos no deseados, consumo de drogas, entre otros.

Educación:

Hacia el final de la adolescencia, el carácter  de una persona ya se ha forjado prácticamente, es por ello por lo que durante esta etapa la formación y la educación son dos  elementos clave. Durante esta etapa la revolución hormonal que padecemos es enorme, como consecuencia nos volvemos más irrascibles y somos incapaces de contenernos, en muchas ocasiones sentimos la necesidad de decir lo que pensamos y actuamos por impulsos, sin pararnos a pensar en las consecuencias que nuestros actos puedan tener. Es, por tanto, de vital importancia que en la adolescencia maduremos también en este sentido y  aprendamos a controlar nuestras reacciones.